jueves, 29 de octubre de 2009

Leyre Arguiñano


Una nueva odisea se cierne sobre nosotros! Por el momento, nuestra ignorancia nos deja coger el sueño por las noches.

Hoy, sobre las 5.30 pm, intentábamos encontrar una de las academias de Inglés. De noche, lloviendo a todo llover, con el paraguas, las bolsas.. no hemos sido capaces de encontrarla. Esperemos que mañana tengamos mas suerte!

Pero no todo son malas noticias, por fin, tras mucho preguntar, hacer el ridículo y desesperarnos hemos conseguido cenar un pescadito al horno. Si, esa cena que muchos ponen malas caras al llegar a casa y ver la bandeja, a nosotros nos ha costado lo nuestro. Tanto como ir hasta un centro comercial aparentemente no muy lejano. En el autobús de ida nos timaron. Bueno, mas bien se lo pusimos a huevo para que nos timaran: la situación fue la siguiente. Pretendíamos estar montados en el autobus 4 paradas, y le intentamos preguntar si ése autobús era el que iba direción aeropuerto (que era el que queríamos). El autobusero, nos entendió que queríamos ir hasta el aeropuerto y nos cobró como tal. 4 libras esterlinas a cada uno!!!!! Bueno, tras ese soponcio y ya en el centro comercial nos desenvolvimos como pez en el agua. A la vuelta, como íbamos cargados de bolsas decidimos pedir un taxi (¿en que santo momento se nos ocurriría esa idea¿). Pero no hay mal que por bien no venga y aprendimos una nueva lección. Los taxis en los centros comerciales son privados y sólo pueden coger y llevar a gente dentro del área al que están asignados. Pero aquí sus áreas son enanas, con lo cual ninguno podía llevarnos. Al final y tras mucho preguntar, descubrimos un extraño teléfono amarillo público que sólo vale para pedir un taxi. Te preguntan que donde estas y hasta donde quieres ir y en función de eso te mandan un taxi o otro. Con lo sencillo que sería para todos poderte montar en el taxi que te salga de las narices!

Pd: para otra ocasión os explicaré como eché kilos de sal en un café pensando que era azúcar.

LEYRE

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